No creo que el momento sea de exaltada festividad. Es cierto, se impuso la revolución, necesaria para continuar con la independencia nacional, y lo celebramos; pero sabíamos que eso iba a ocurrir, más cuanto si la oposición estaba llamando a abstención. Nada festejábamos para evitar caer en bobos triunfalismo. Necesaria es la contención, esa que debe conducir a la reflexión y derivarse del análisis duro de los hechos.
Nuestro triunfo esperado habría sido una más alta participación, más que "ganar". Pero ahí están los resultados: nos salvó el voto duro: 6 millones 190 mil (segundo boletín del CNE, 98,8% de escrutinio). Tanto es así que ronda el fantasma perturbador de que, si la oposición no llama a la abstención y se hubiera unido un poco más, habríamos perdido las elecciones.
El aguafiestas no soy yo con mis palabras, sino el hecho que, restando masa de gente que se fue del país (quizás voto eventual chavista) y otros que por debilidad ideológica dejaron de votar, casi dos millones de anteriores votos chavistas dejaron de votar el 20 de mayo respecto de los resultados de las elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente.
Nuestro trabajo es volcarse hacia las comunidades. Caminarlas. Concretar el legado comunero chavista. Dejar el burocratismo. Ejercer la democracia. Evitar la dedocracia y la conformación de sectarismos. No perder la perspectiva. Evitar el coleteo: creer que las personas son cartuchos que se usan y se desechan, como ha sido el uso histórico del hecho político. Que el político establezca su gabinete en medio de las entrañas del pueblo. Una completa autocrítica que nos involucra en la tres R chavistas.
Y la perspectiva… ¿Qué es eso? La perspectiva es no creer que la "gran política" sea la política tradicional y convencional. ¿No estamos en revolución? Hay nuevos brotes, nuevos paradigmas. La perspectiva comulga con lo que es estratégico para el futuro y la seguridad del país. Activar la producción es una, para mencionar uno de los temas; y la formación, para mencionar otro. Ambos son de importancia capital, replegados a segundos planos en la conversación de la "alta política", en las reuniones políticas.
La perspectiva tiene que ver con la salvación ciudadana, con el rescate y atención de la persona, de modo más directo y fraternal. Hablar de siembra, tierra y barros es un hecho que roza lo "tierrúo", según rigidez mental; hablar de ideología, es paja aérea. Pero, en verdad, no asumir ambos puntos, eso sí que resulta perder el humano raciocinio y echar una meada fuera del perol. ¡Tú no puedes seguir hablando de riqueza, de su brillo y contextura, si no la produces, caramba, bajo un esquema de comprensión social y responsabilidad personal!
¡Producción y formación, formación y producción, han de ser el norte!
Si hay producción, es difícil que abandones un país con seguridades; si hay formación, es seguro que lo pensarás dos veces antes de partir porque tendrás el don de la comprensión. Y valga la retahíla final para ejemplificar con el caso de quienes se han ido de nuestro país.
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