Comunidad y activador productivo abren espacios
políticos y de reunión en la parroquia para la formación, formación propiamente
productiva, así como ideológica[1] en
tanto la claridad de ideas procuran generación de conciencia. A ese hecho posteriormente se integran las
instituciones de enseñanzas relacionadas con el tema formativo-productivo, tales
como el Instituto de Capacitación y Educación Socialista (INCES), la
Gobernación del Distrito Capital (GDC) y el Instituto Nacional de Nutrición
(INN), entre otros.
El participante a la par que se capacita en el área
escogida, sea agrourbana, panadera o textil, transita también un capítulo de
formación ideológica, de toma de conciencia, de manera que se privilegie la
compresión de que la actividad de enseñanza se orienta a inculcar valores de
solidaridad y altruismo en pro del desarrollo económico del país. Es decir, se procura una actitud socialista
De manera que dos aspectos deben constituir la formación: actitu8d constructiva personal y capacitación
propiamente técnica. El participante
recibe las herramientas de conocimiento y operativas para desarrollar una
actividad productiva en el marco de una situación de país crítica que convoca
talentos y conciencias para superar problemas.
Un formado, aparte de valer un cúmulo de conocimientos, debe también
cultivar el amor por su patria.
El país depende económicamente de la exportación
petrolera, requiriendo con urgencia de la implementación de otro modelo de
subsistencia, considerando el hecho de que el petróleo ha sido tomado como una
herramienta política y arma de guerra en la actualidad utilizada para arruinar
a los mismos países que lo producen. En
el marco del hecho comunal que se desarrolla en Venezuela, se busca incorporar
al ciudadano en la actividad de desarrollo económico, de modo activo y
protagónico, de manera tal que incida con sus propias manos en la producción de
lo que consume. Estará en un principio aliviando
necesidades para, finalmente, sustituir el paradigma de la dependencia
petrolera y abrir paso a la Venezuela post rentista. Por poner ejemplos breves, la agricultura
urbana es una vía para que los ciudadanos generen ellos mismos rubros de
consumo, como las hortalizas; los talleres panaderos son otra vía para que los
ciudadanos minimicen el monopolio de la fabricación del pan y obtengan una
comprensión de la cadena productiva y distributiva que afecta a la harina de
trigo como ingrediente base de difícil consecución en el mercado.
En tal situación de necesidad nacional, mal se puede
concebir talleres parroquiales para formar personas que luego salgan a la calle
a empeorar la situación con actitudes de lucro, capitalismo y egoísmo
marcado. Un taller panadero, por ejemplo,
no se puede implementar para instruir futuros empresarios que, en virtud de sus
afanes de ganancia, pujen luego en una panadería para vender su pan al precio
más caro del mundo. Por el contrario, se
requieren otras actitudes, la solidaridad, el altruismo, la comprensión de la
crisis, la solución de problemas en colectivo, el amor al país, al prójimo, la
asunción de valores socialistas en tanto socialismo es lo contrario a
capitalismo destrucción, explotación del hombre por el hombre, esclavitud,
mercados salvajes, entre otras “maravillas”.
Más humanista suena sembrar para producir e
intercambiar las hortalizas, contribuyendo con la economía familiar o comunal; o
producir pan o productos artesanales (jabón, champúes, etc) precisamente para
combatir los monopolios que encarecen y dificultan el hallazgo de dichos
artículos. Tal actitud tendría que definirse
como un cometido mínimo a seguir durante y después del aprendizaje. Así como un soldado debe saber qué hacer con
las armas, es decir, qué hacer con su conciencia, un egresado de taller tiene
que saber qué hacer con su conocimiento para hacerlo positivo y constructivo sobre
el hecho social. A semejante toma de
conciencia debe contribuir el implemento de la construcción ideológica, la cual
es suma de valores históricos, autoestima nacional, conciencia.
Por tal camino el esfuerzo que se hace con los
talleres trasciende el efecto económico y se hace político. El país se desarrolla, se fortalecen los
Comité Locales Abastecimiento y Producción, y se combate la guerra económica.
Socialismo son comunidades organizadas compartiendo
y solidarizándose; la formación política e ideológica es el candado que
aseguraría que el hecho sea así, en otras palabras, se aspira a que un egresado
de taller sea una agente multiplicador de conocimientos, un habitante consciente
del valor y papel históricos de su país, una proyección de futuro nacional libre,
independiente y soberana. ¿Es admisible
que un hijo de Bolívar, hombre que dio todo por su patria, sea un factor
político de usura y lucro, egoísta, individualista y destructivo?
Talleres de panadería
El taller panadero desde un principio debe
reflexionar sobre el hecho de que la harina de trigo, su insumo básico desde el
enfoque panadero tradicional, es un rubro importado. Desarrollar, pues, una situación panadera
exorbitada fundamentada al 100% en la harina de trigo, no parece una acción
exactamente inteligente, mucho menos que conduzca a estadíos de soberanía e
independencia alimentaria.
El país no produce trigo; lo importa, y esto ya es
de por sí un factor de encarecimiento.
Traído el trigo desde otras tierras por los colonos, al igual que el
café y el arroz, entre otros alimentos, no corrió con la misma suerte de
adaptación al trópico. El café, el arroz
y la caña de azúcar se adaptaron de tal manera a nuestras tierras que son
considerados alimentos criollos; pero el trigo es de muy difícil cultivo, a
pesar de que actualmente en el oriente del país se han hecho experimentos
exitosos de aclimatación con importantes cosechas.
En consecuencia, se hace necesario proponer
alternativas, si no de sustitución de la harina de trigo, al menos que
disminuyan su papel protagónico en la fabricación de productos. El formador deberá implementar a su clase
un módulo denominado “El pan nuestro”, explorando la posibilidad de elaboración
de pan a base de ingredientes autóctonos[2]
o criollos como la yuca, la auyama, la papa y el maíz, de forma que alivie la
dependencia y dote al pueblo de alternativas liberadoras. No se busca menoscabar la excelencia del
trigo en las elaboraciones, sino diversificar la formación panificadora.
En lo formal, reconociéndose primero que son
maestros pueblos quienes impartirán las enseñanzas valiéndose de su formación
empírica y quizás de un enfoque peculiar para abordar la formación, se sugiere
en lo posible atenerse a las siguientes recomendaciones con el propósito de
cumplir algunas exigencias del INCES y poder optar al final proceso de
certificación de saberes.
·
Cumplir
186 horas académicas de formación en los cursos. En los cursos implementados en las
comunidades, sobre la base de 5 horas académicas por sesión, dos sesiones por
semana, el taller se delimitó a tres meses de duración, con un aproximado de
120 a 130 horas totales..
·
Utilizar
mínimamente la siguiente indumentaria:
delantal, gorro, calzado cerrado.
- · Los grupos deben tener entre 17 y 25 participantes (inicial se empieza con 30, esperando que, con la deserción, la cifra medie entre los rangos recomendados).
- · El formador debe presentar una pauta, programa o pensum de clases que sirva como guía a los estudiantes. Se presenta, a modo de ejemplo, un esquema de un curso panadero INCES para ilustrar:
¿Qué es la panificación?
Mediciones en el procesamiento del pan
Medidas
de peso
Medidas
de capacidad
Temperatura
Conversiones
Elaboración
de la masa del pan
Ingredientes
generales
Ingredientes
básicos
Mejoradores
del pan
Los
aditivos
Los
utensilios
Pesaje
y medición de los ingredientes
Mezclado
o amasado
La
fermentación
Procesos
de elaboración de la masa
ELABORACIÓN
DEL PAN
Herramientas
empleadas en la elaboración del pan
Etapas
del proceso de panificación
Pesaje
División
Sobado
El
boleado
Moldeo
Fermentación
o crecimiento del pan
Horneado
[El
pan nuestro]***** ojo, acá se incluyó, por ejemplo, el módulo pedido*****
MASAS
ESPECIALES
Masas
hojaldreadas
Masas
escaldadas
Masas
vienas
- · La duración de sesión de clases serán de 5 horas académicas o de 3 horas 45 minutos (en la práctica se ha redondeado la duración a 3 horas).
- · El alumno que pierda 3 sesiones de clases, es decir, 15 horas académicas, u once horas corrientes de clase, pierde el derecho a certificarse con el grupo mediante el INCES (puede acreditarse posteriormente, cumpliendo las horas faltantes en otros talleres).
- · El formador debe registrar en un formato la asistencia de los participantes, donde debe, además, constar las horas de clases acumuladas que se han impartido y el tema de la clase por sesión, así como el tema de reflexión política.
- · Con el propósito de impartir una formación más integral, se implementarán dos talleres para que los alumnos se capaciten en la elaboración de proyectos comunitarios y en el proceso de una final creación de una Empresa de Producción Social (EPS) con el fin de que, ligados a sus comunidades, puedan concretar espacios y organizaciones productivas.
- · Se define la figura de la Activación Productiva Parroquial PSUV o Reuniones Panaderas Parroquiales o Mesa Panadera Panadera Parroquial para regir lo relacionado con formación y talleres en impartición. Es una instancia de toma de decisiones para solucionar dudas o problemas.
Respecto de los insumos y posibilidades de retribuciones (colaboración) al formador
por su conocimiento y tiempo, débese aclarar lo siguiente: (1) los participantes, en la modalidad que
acuerden con su formador, deberán sufragar el gasto de los insumos necesarios
para la clase (azúcar, harina de trigo, levadura, etc); (2) ni el INCES,
ni el activador productivo parroquial ni ninguna de las instituciones
mencionadas al principio de este escrito pagarán salario al formador dado que
la modalidad de trabajo propuesta es en, primer término, voluntaria y pactada
con las comunidades, pudiendo acordar con los participantes, si así lo
desea, un monto de pago por clase, primordialmente solidario.
Otras recomendaciones:
- · Si se maneja con un programa o pensum, el formador debe prevenir al participante con el tema de la clase siguiente y los materiales a traer
- · Se puede optar por la posibilidad de que los participantes lleven ingredientes de modo individual para, de manera colectiva, hacer lo que se llama una “vaca” con los materiales.
- · El responsable de la activación productiva parroquial testeará en algún momento en los participantes condiciones, apreciaciones, evolución del curso, mediante la aplicación de un formato de preguntas de selección simple.
- · El formador no podrá aumentar el costo de la matrícula por su cuenta, sin consultar con la instancia de la activación productiva o la mesa panadera. Véase el siguiente gráfico para seguir el flujo de dependencias y toma de decisones en materia panadera:
- · El único cobro autorizado para el formador es el de la matrícula semanal (la certificación INCES es gratuita, no se cobra inscrpción ni la llamada nivelación)
- · Las llamadas nivelaciones, es decir, la incorparación de nuevos alumnos y su posterior preparación de tal manera que se igualen al resto del curso, no están permitidas más allá de tres sesiones, mucho menos cobros por tal concepto. Recuérdese que si un alumno falta a tres clases, pierde su derecho a certificarse. El curso debe tener un principio y un final con sentido unitario de promoción. Si hay nuevos interesados, deben considerarse para nuevos talleres.
- · Está prohibido el cobro de clases a futuro o por adelantado.
- · Las ventas de ingredientes, kit o combos de algún material por parte del formador deben realizarse de manera pública y notoria, delante del grupo, a precios solidarios.
- · Los alumnos que por alguna razón hayan perdido clases y, en consecuencia, la posibilidad de certificación, podrán acudir a otros talleres para reponerlas. Al cubrir la falta, estarán en condiciones de optar por la certificación INCES.
- · El curso podrá organizarse para realizar una Feria del Pan en su comunidad, promocional de la adquisición exitosa de su saber, por un lado, y, por el otro y si es su deseo, para recabar fondos compensatorios del gasto realizado, naturalmente vendiendo a precios solidarios.
Finalmente, un aspecto de importancia cardinal, muy
reflexionado al principio: la formación
política e ideológica, el tema de la actitud en el estudiante. Retomando el ejemplo del soldado que debe
saber qué hacer con las balas de su fusil, esto es, el soldado con conciencia,
igualmente se debe orientar a que el participante dé un uso positivo,
altruista, compartido y socialista al conocimiento adquirido. Naturalmente, en principio cada quien es
libre de compartir o no lo que aprenda en honor al libre albedrio de los seres
humanos; pero también es preocupación del foro que no se tome como fin último
de los talleres el lucro o el desafuero capitalista. No se aspira, para decirlo con el refrán,
críar cuervos para la posterior pérdida de los ojos. De otro modo:
por ética socialista y humanista, no preparamos personas para que
exploten a otras.
A tal efecto, se recomienda iniciar las clases con
alguna reflexión relacionada sobre el hecho político, económico o moral
nacional (análisis político o de coyuntura), siempre orientada a la
construcción y creación de conciencia colectiva, valorando las figuras vigentes
del poder comunal, papel y mejora de los CLAP, la solidaridad y asociaciones
para enfrentar problemas, la historia patria de Venezuela, la independencia
política, la Venezuela post petrolera y las nuevas propuesta de subsistencia
económica, la soberanía alimentaria o cualquier otro tema de actualidad que
amerite esfuerzo de conciencia y sugiera soluciones. Como se dijo, el propósito final es generar
conciencia, amor al país y buena inversión por parte del participante del
conocimiento adquirido.
Se puede encomendar a un participante asumir la
reflexión, la puede hacer el mismo formador, se puede invitar a alguna
personalidad o se puede hacer de modo grupal, invirtiendo un tiempo de unos
veinte (20) minutos, con exposición y derechos de palabra. Se puede también realizar la actividad
durante los tiempos de reposo de los preparados de la harina.
El formador o el grupo deben nombrar a una figura
asistente (delegado fijo o rotativo) para que vele por el cumplimiento de todas
las sugerencias dadas, así como de colectar los registros de asistencia para
ser entregados al activador productivo parroquial (análisis politico, entrega
de formatos, asistencia al formador, pagos, manejos de dinero transparente).
Es propuesta del activador productivo parroquial que
quienes no se hayan incorporado a la convocatoria de esta primera reunión
fundadora de talleres panaderos no podrán luego sumarse a los cursos: los participantes deben pasar por una charla
previa como está para ingresar a los talleres; es preocupación que los
participantes empiecen con las cuentas claras en relación a los objetivos,
formas y condiciones de las clases.
Oscar
J. Camero
Activador
agro y productivo PSUV-parroquia San Juan
Miembro
del Equipo Político Parroquial.
Telf.
0426 0623565 / camero500@hotmail.com
Nota: consulte el blog de las actividades
productivas de la parroquia: Producción urbana y comunal
[1]
Conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona,
colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc.
[2]
Autóctono venezolano, por
ejemplo, es el merey. Determinar los
rubros oriundos de Venezuela parece un trabajo arduo y, hasta donde se ha esforzado
la verificación, no hay información disponible en la INTERNET.