Producción en caliente

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lunes, 9 de mayo de 2016

LA SIEMBRA POPULAR COMO ACTO DE REVOLUCIÓN CONTRA EL CAPITALISMO SALVAJE

Sembrar la tierra en Venezuela es un propósito de vida que, históricamente, ha sido malogrado y puesto a contracorriente por lógicos factores del capitalismo salvaje.  A ese 1% que en el experimento capitalista se depura para someter al restante 99% no le interesa ni le conviene que tú hagas algo con autonomía, soberanía y libertad.  No sería buen negocio para las élites económicas dominantes, además de que estaría fuera del control de ese orbe total que el capitalismo quiere manejar.

El capitalismo ya sólo, sin la adjetivación, es salvaje porque prepondera el billete como hecho de producción, y le importa un carajo la humanidad.  Con la adjetivación se hace impensable, y lo mejor que lo puede ilustrar es una selva, en efecto, donde monos y panteras humanos salten sobre el pasto o jungla de concreto generando dividendos monetarios con sus movimientos, en medio de una relación "sagrada" ecosistémica, intocable, dotada con leyes propias de la supervivencia darviniana e innecesitada del todo de cualquier intervención del Estado político.  Y entre tal ecosistema, siempre, como en un experimento macabro, se prioriza férreamente la fortaleza del tal 1% por encima de esos caldos de cultivo y de miseria que son los pueblos.

Sembrar es un acto fácil y demasiado poderoso que te sustrae del control macabro de las élites, y eso les molesta y preocupa porque ya te imaginan como una criatura que respiras sin que le reportes ganancias por hacerlo.  En Bolivia han privatizado el agua en algunas partes y meten en la cárcel a quien recoja agua de lluvia; en Colombia, por obra y gracia del Tratado de Libre Comercio (TLC), no puedes guardar semillas de tus siembras para que así te veas obligado a comprárselas a los negociantes de almas.  Sin referir los esfuerzos que hacen las transnacionales de la semilla para adulterarla genéticamente de tal modo que, así siembres, coseches, pero que la cosecha no te rinda semillas para que te veas obligado a comprárselas a los comerciantes de almas.  El limón transgénico es un ejemplo, ese que anda por ahí sin semillas.

Si tu siembras incides en la producción de tu propio bocado, y eso le resta ganancia a los tales traficantes de miserias humanas que te quieren vender una bolsa de tomate importado, grandotes ellos, full de fertilizantes.  Peor y escandaloso si certificas que en apenas un metro cuadrado de tu balcón o azotea puedes producir 20 Kg. del mencionado rubro sobre una mesa de cultivo; o en tu patio, donde puedes improvisar una cama de cultivo.  Rayarías casi en el delito para ellos, porque ellos te quieren vender y tu deber, tu ciudadanía se explica en que tienes que comprar y abrir perennemente la boca para recibir la compra.   Si es por ellos, no puedes hacer más por ti.

Así los rurales han sido atacados por décadas en los campos, malográndoles las siembras autónomas, obligándolos a comprar fertilizantes y generándoles la cultura de que lo normal es comprar semillas, fertilizantes, abonos empaquetados, pastillas y otras baratijas.  Pero también en la ciudad.  Cuando Hugo Chávez propuso la siembra y cría en las ciudades, en los edificios,  como hoy lo hace Francia, Singapur y otros países comprobables, cuando habló de huertos y conucos y de crías de animales ponedores de huevos y de engorde, las élites amenazadas por el conocimiento, soberanía y libertad de los pueblos alzaron el grito y utilizaron los medios de comunicación para satanizar la iniciativa, burlándose con la frase "gallineros verticales" y riéndose de la iniciativa de siembra en los hogares venezolanos.

¡Pues es posible la independencia y soberanía alimentaria con la iniciativa de siembra en la ciudad, además de la cría!   Se puede sembrar en balcones, patios y azoteas, sin necesidad de tener un campo para ello.  Se puede ser independiente, no requerir de compras en el mercado ni necesario es caer en manos de los llamados "bachaqueros".  Nunca tan fácil ha sido la libertad.  Nunca tan fácil ha sido sustraerse del control de estos hijos de puta que se quieren coger al mundo entero.  No compres, produce, siembra, cría, tendría que ser el eslogan para empezar a ser libres.  Olvidarnos de todo lo sospechosamente aprendido para vivir y alimentarnos es un primer paso (pensemos en el cuento ese de que toda arepa se hace nada más que con "Harina Pan"); y un segundo sería generar una nueva matriz de conocimiento y prácticas con el concurso de los pueblos organizados.  Aprender de nuevo a vivir en libertad y con lo propio.

Sembrar es un acto netamente revolucionario, de liberación popular y personal.

domingo, 8 de mayo de 2016

HIMNO A LA AGRICULTURA URBANA BUSCA MÚSICA

Hoy está desplegado en el país un ejército por la agricultura urbana.  Son pregoneros instruidos en el "Plan de Formación de Pregoneros por la Agricultura Urbana", en el marco del Plan Nacional de 100 días de siembra Urbana y Periurbana.  Personas, activadores, cuyo reto es enlazar en sus localidades a las comunidades organizadas para abocarlas al aprendizaje de la siembra, siembra urbana y periurbana.

Históricamente el mensaje se dirigió a las zonas rurales, pero hoy es hora que Venezuela prosigue en una situación lamentable en cuanto a soberanía alimentaria.  Hoy se rediseña, se matiza el rumbo orientándolo hacia lo urbano, lógicamente sin descuidar el gran caudal de lo rural, alma alimentaria de nuestro país; mas se busca generar un movimiento de conciencia en las grandes urbes que se explaye hacia todo el país de manera tal que no sólo sea un campesino, un rural, quien hable con propiedad sobre cría y siembra.  Se busca, de modo práctico y capital, enseñar al citadino a sembrar o criar, procurando que desaprenda valores como que para sembrar, por ejemplo, hace falta un campo, pudiéndolo hacer en sus balcones, patios o azoteas; y que desaprenda que para la siembra no hacen falta grandes infraestructuras, abonos ni fertilizantes ni semillas importados, sino que, espíritu y voluntad de por medio, puede incorporar tales recursos de modo artesanal.  Un abono se fabrica en casa con desechos de la cocina y reciclaje; si no hay patio, se fabrica una mesa de cultivo con maderas de desecho; un palo de yuca se siembra entre el espacio vertical alineado de cinco cauchos rellenos de sustrato preparado (1 metro de profundidad); las plagas y la complementación de nutrientes se encausan con asociación de cultivos y plantas aromáticas (el ajo y la cebolla van de la mano como amigos, así como el maíz y el frijol).  Cero importación, cero dependencia, cero compras para arrancar.  Cero excusas.  Cero imperio desbancador de pueblos.

Quien escribe es uno de esos pregoneros, políticamente responsable por el Partidos Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en la parroquia San Juan, Caracas, realizando un trabajo concreto en un espacio educativo (Preescolar Libertad) y en otro comunal (Unidad de Producción y Formación Ana Karina Rote), Comuna Ana Karina Rote.  Su trabajo, como el de todos los pregoneros desplegados, es mandato primero de la necesidad que hay de lograr la soberanía alimentaria del venezolano, atornillado a los criterios de: (1) el Plan de la patria, 2013-19, en su objetivo 1, esto es, la independencia nacional:  "Lograr la soberanía alimentaria, desencadenando nuestro potencial alimentario";  (2) la Agenda Económica Bolivariana, en su línea segunda, esto es, desmontar el rentismo petrolero y buscar alternativas de soporte y producción; y (3)  el primer motor de los quince implementados para activar la economía, es decir, el motor agrourbano, el de la siembra y cría en el corazón y periferia de las ciudades.

Y quien escribe, especialmente motivado, entusiasmado por la autonomía patria en medio del presente empuje agrourbano, quiere presentar a sus lectores, por si encuentra entre ellos quien pueda aportar un arreglo musical, una letra para un himno o canto a la agricultura urbana.   Entre el trabajo con la comunidad y reuniones partidistas, donde la preocupación por las metas inspiran, así como la conciencia de que, aparte el Hiimno a la agricultura y el Himno Todas las Manos a la Siembra, no hay un himno específico a la agricultura urbano, nace esta propuesta que a continuación se comparte.

Es una composición con el coro, dividido en tres partes de cinco estrofas cada una, heptasílabas, rima asonante xaxa, es decir, entre el verso segundo y el cuarto.  Fue escrito en un par de horas debido a la facilidad que prestó el siguiente tono de estribillo, el cual se presenta por si alguna utilidad rinde:  Coro de himno a la agricultura urbana (https://soundcloud.com/oscar-j-camero-lezama/agricultura-urbana)

HIMNO A LA PATRIA AGRÍCOLA

Coro

Vamos venezolanos

semillas a plantar

que en tierra de Bolivar

en patria fulgirán

I

La tierra es la patria

y ella quedará,

incluso si la vida

rendimos al luchar.

 

Por eso todo hombre

la habrá de respetar

sembrando sus valores

de amor y eternidad.

 

Si tú siembras la tierra,

patria germinará

cifrando en el mañana

grande prosperidad.

 

Sembrémosla unidos

y ella brotará

en hijos del futuro

guerreros por la paz.

 

La patria es la tierra,

su sombra tu tendrás,

infinito hasta el cielo

los frutos alzarán.

 

II

Oigan, campesinos,

hombres de la ciudad:

la patria es el hombre,

la tierra su caudal.

 

Si tú buscas su suelo

la historia encontrarás

teñido de cenizas

y hazañas sin igual;

 

una canción de cuna

la vida arrullará,

y ya no más las penas

miserias sembrarán;

 

los frutos como flores

al mundo se abrirán

y nunca más las crisis

acecharán al pan;

 

Fragüemos la semilla,

no aremos en el mar,

fundemos en gobierno

agrícola unidad.

III

Vamos comunidades

la tierra a labrar,

hagamos de baldíos

conucos e igualdad;

 

es la siembra divina

la guerra a librar

salvando a Venezuela

de rentas e importar.

 

El plato en la mesa

lozano y natural

parido por tus manos

orgullos brindarán,

 

y más nunca opresiones

el alma ahogarán

porque tú has decidido

vivir en libertad.

 

Vamos venezolanos

semillas a plantar

que en tierra de Bolivar

en patria fulgirán